miércoles, 1 de abril de 2015

LAS INACCIONES MÁS PELIGROSAS DE LOS LÍDERES


Scott Mautz , empresario y conferenciante, autor de “Make It Matter: How Managers Can Motivate by Creating Meaning”, en el boletín de American Management Association“Leader´s Edge” del presente mes de marzo, plantea que para cada acción existe una reacción, pero que si un líder no actúa con frecuencia se produce una cadena de reacciones que originan consecuencias indeseadas. Las 5  inacciones más dañinas son:

1.- No actuar. No tomar una decisión o la indecisión pueden paralizar una organización. Genera dudas, incertidumbres, falta de foco y hasta resentimiento. El líder debe ser consciente que elegir no decidir es una decisión que tiene sus consecuencias.

2.- No estar atento. Se produce esta inacción cuando el líder está siempre fuera de juego y no capta las señales de que el progreso se ha estancado. Estos signos pueden ser las reuniones frecuentes para tratar el mismo tema, fechas señaladas perdidas, largos periodos de silencio en los que no se sabe nada del equipo o peticiones individuales de los miembros del equipo sobre aspectos que tendrían que tratarse en conjunto. En estos casos el líder no suele estar transmitiendo un mensaje claro, ni una definición de roles adecuada y no suele ser consciente de la dificultad  de  los  proyectos y reacciona “delegando y olvidando”. 

3.- No solucionar los conflictos en el tiempo adecuado. Debatir es necesario y sano, pero en ocasiones puede convertirse en un proceso incómodo, lo cual no es un problema mientras el respeto y la sinceridad se mantengan, pero si el líder deja que evolucione hacia un conflicto y éste no se soluciona es cuando surgen las consecuencias negativas. La mala disposición aparece, la realidad se distorsiona mientras las distintas partes van generando una mentalidad de “nosotros contra ellos”, surgen la ineficacia y el estrés y los lazos entre los compañeros se debilitan. El líder debe cortar todos estos comportamientos y procurar desactivar  estos comportamientos excesivamente emocionales, manteniéndose centrado en crear equipo canalizando la pasión improductiva hacia soluciones positivas para el conjunto del equipo.

4.- No reconocer ni recompensar. Siempre se pueden encontrar excusas para no hacerlo. La consecuencia es que los profesionales sienten dudas y se preguntan: “Estoy haciendo las cosas correctamente?”, “¿Mi jefe es consciente de mis esfuerzos y logros o no le importan nada?”, “¿Mis esfuerzos están a la altura de sus estándares?”,…Con el tiempo conducen a la desmotivación de éstos.


5.- No informar. Como líderes si retenemos información clave o no dedicamos el tiempo para compartir  información crítica estamos comprometiendo los resultados de nuestras organizaciones. 

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