domingo, 7 de septiembre de 2014

HABILIDADES PARA INTEGRAR LAS 4 FACETAS DE NUESTRA VIDA



Stewart D. Friedman, profesor de Management en Wharton School y autor del libro “Leading the life you want: Skills for integrating work and life”, de próxima aparición, en un artículo publicado en Harvard Business Review del mes de septiembre facilita pautas para lograr la integración de todas las facetas de nuestra vida: laboral, familiar, comunitaria o social y personal  (mente, cuerpo y espíritu).

Friedman propone la integración entre el trabajo y el resto de aspectos de nuestras vidas a través de la adhesión a tres principios clave:

I.- Autenticidad.

II.- Integridad.

III.- Innovación.

Estos necesitan 18  habilidades específicas para que puedan convertirse en realidades, según el autor y promover la alineación y armonía entre los cuatro dominios de nuestras vidas:

I.- HABILIDADES PARA SER AUTÉNTICO:

Actuar con autenticidad implica aclarar que es lo importante, estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos. Requiere que seamos capaces de:

1.- Saber qué es lo que importa realmente.

2.- Abrazar los valores de forma consistente.

3.- Alinear los valores con las acciones.

4.- Verbalizar los valores con historias.

5.- Visualizar nuestro legado.

6.- Ser responsables de nuestras acciones.

La capacidad de contar con las dos primeras destrezas es crucial. Para conocer qué es lo que realmente importa podemos realizar un juego que se llama de los cuatro círculos, en el que examinamos la importancia y grado de congruencia de los diversos roles y responsabilidades que tenemos en nuestra vida (se puede acceder al mismo gratuitamente   desde: www.myfourcircles.com). Comenzamos por dibujar círculos que representen cada una de las cuatro facetas de nuestra vida, variando su tamaño en función de la importancia que demos a cada una de ellas. Posteriormente moveremos los círculos para mostrar cómo y hasta qué punto se sobreponen. En este momento debemos pensar en cuáles son los valores, metas, intereses, acciones y resultados que perseguimos en cada dominio y analizar si son compatibles o no. pasamos después, a imaginar cómo sería nuestra vida si las aspiraciones de los cuatro círculos se alineasen perfectamente. Para la mayoría de las personas esto supone un ideal inalcanzable, pero podemos buscar qué acciones realistas nos pueden ayudar a movernos en ese sentido. Analizar si podemos cambiar la manera  en que trabajamos o la forma en que interpretamos el sentido del trabajo, sin disminuir los valores personales que se derivan de él y si conseguimos, por ejemplo, que nuestra familia sea capaz de ver los beneficios que surgen de nuestra vida profesional para que nos apoyen más.  

Otro ejercicio complementario consiste en animar a los profesionales a que lleven algún objeto de sus otras facetas de su vida al trabajo (fotos de la familia, un trofeo, un recuerdo de un viaje,…) y si los compañeros nos preguntan sobre ellos explicarles lo que esa parte de nuestra vida significa para nosotros y cómo nos ayuda para realizar mejor nuestro trabajo. Posteriormente podemos aprovechar para iniciar una conversación con nuestro interlocutor indagando  cuáles son sus intereses ajenos al mundo laboral. También es aconsejable hablar con nuestros familiares y amigos sobre nuestro trabajo y el rol que desempeñamos, centrándonos, fundamentalmente, en lo que puede significar para ellos y cómo les puede afectar.

II.- HABILIDADES PARA SER ÍNTEGRO:

Facilitan el actuar con integridad en los cuatro dominios de nuestra vida e implican tener la capacidad de:

1.- Clarificar las expectativas.

2.- Ayudar a los demás.

3.- Construir redes de apoyo.

4.- Utilizar adecuadamente todos nuestros recursos.

5.- Gestionar los límites entre ellos de forma inteligente.

6.- Tejer facetas dispares.

Una de las habilidades más importantes es la de conocer cómo utilizar todos nuestros recursos (conocimientos, experiencias, contactos, habilidades,…) en todos los dominios de nuestra vida. Un ejercicio que puede servir de ayuda es el que se conoce como de “transferencia de talento”. Consiste en escribir un listado de todas las habilidades que hemos desarrollado (desde hacer labores de mentor con los compañeros, a organizar las actividades familiares o promover acciones comunitarias, entre otras) y pensar cómo cada una de ellas se puede utilizar para alcanzar distintas metas.  Los psicólogos expertos en organizaciones  consideran que es un enfoque útil para el desarrollo de fortalezas ya que sirve para identificar nuestros talentos y aplicarlos en nuevas áreas con lo que conseguimos potenciarlos. En otro abordaje reflexionamos sobre algo que nos hace sentir bien (un logro profesional, una amistad fructífera, nuestro compromiso para ser un buen fotógrafo,…) y luego pasamos a considerar un aspecto de nuestra vida que queremos mejorar, analizando cómo las habilidades que nos han servido para obtener esos resultados nos pueden servir para ser mejores en esa nueva faceta.

Para gestionar los límites entre cada dominio con inteligencia el autor recomienda un ejercicio que llama de segmentación y fusión. Debemos comenzar por pensar en formas en las que podemos separar en tiempo y en espacio nuestros distintos roles. Por ejemplo podemos ponernos límites: si tenemos un proyecto ambicioso de trabajo que abordar dedicar dos horas las mañanas de los sábados durante un mes al mismo y luego dedicar el resto del día a otras actividades o si el trabajo sigue monopolizando nuestras tardes y noches probar con una política de no responder a llamadas durante la cena. Luego debemos pasar a pensar en oportunidades para juntar dos o más facetas de nuestras vidas, como invitar a un compañero de trabajo a compartir con nosotros una actividad lúdica. Una vez que hemos puesto en práctica estas ideas para segmentar y para unir dominios analizaremos lo que ha funcionado y lo que ha sido un fracaso, no sólo para nosotros, sino también para quienes nos rodean: ¿Hemos sido más productivos?, ¿Nos hemos sentido cómodos o distraídos?, ¿Cómo han reaccionado los demás?, ¿Se sintieron confundidos o se han acercado y confían más en nosotros?,…

III.- HABILIDADES PARA SER INNOVADOR:

Implica la necesidad de ser creativos para identificar nuevas formas de equilibrar todas las facetas. Por lo que se necesitan habilidades para:

1.- Centrarse en los resultados.

2.- Resolver los conflictos que pueden surgir entre los distintos dominios.

3.- Encontrar formas nuevas de hacer las cosas.

4.- Adoptar los cambios con valentía.

5.- Generar una cultura de innovación en nuestro alrededor.

Los ejercicios de análisis de escenarios constituyen un método eficaz de incrementar nuestra capacidad de centrarnos en los resultados, especialmente en la calidad de los mismos. Para ello debemos identificar una meta específica que queremos conseguir y plantear tres formas alternativas de alcanzarla, que incluyan los recursos necesarios y los retos con los que nos enfrentaremos.

Otra metodología consiste en experimentar con nuevos patrones de comportamiento, realizando actividades en momentos distintos y en diferentes lugares, para cambiar nuestras rutinas.

Crowdsourcing es otro ejercicio que nos ayuda a ver las cosas de distinta manera. Para probarlo debemos reunir a un grupo de nuestros amigos más creativos y describirles un problema al que nos enfrentamos. Posteriormente les solicitamos ideas sobre potenciales soluciones y seleccionamos la que parece más adecuada y trazamos un plan para llevarla a cabo. Mientras la ponemos en marcha nos mantenemos en contacto con nuestros consejeros al menos semanalmente y al cabo de un mes revisamos los resultados con ellos. Si el enfoque no ha funcionado o necesitamos más tiempo debemos analizar nuestro comportamiento o seleccionar otra idea, reflexionando sobre lo que hemos aprendido del primer experimento.

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