miércoles, 6 de julio de 2011

LAS LEYES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA. ORGANIZACIONES TÓXICAS I

En las entradas anteriores hemos ido viendo como distintos estudios confirman la idea de que las organizaciones obtienen mejores resultados si cuentan con líderes que reúnen determinadas competencias. Resulta sorprendente, pues, que no exista en muchas organizaciones la urgencia por empezar a incorporar líderes que las posean y que promuevan culturas en las que las personas que en ellas trabajan puedan desarrollar todo su potencial y compromiso. A estas organizaciones las podemos considerar como tóxicas,patológicas, idiotas, esquizofrénicas, etc,  según el autor que las considere. Vamos a ir analizando las características que las definen y las de los “jefes”, pues no podemos llamarlos  líderes que las dirigen.

Para empezar, como veremos, es imposible no tener en cuenta las Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana. Su autor fue Carlo Cipolla, historiador italiano especializado en la historia de la economía que estudió en la Sorbona y en la London School of Economics. Su autoridad fue siempre reconocida en la historia económica, especialmente en la historia del dinero y de la población, pero trabajó también en la historia de la tecnología, la alfabetización y los sistemas sanitarios. Él planteó en su  tratado de la estupidez humana las siguientes leyes:

I.- Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación.

Carlo Cipolla plantea con esta ley que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que: 

a.    Personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas.

b.    Día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.

II.- Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.

El autor plantea que la fracción de gente estúpida no se ve influida por el tiempo, espacio, raza, clase social o cualquier otra variante histórica o sociocultural.

III.- Tercera Ley Fundamental (o de Oro): una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener al mismo tiempo un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

Carlo Cipolla define cuatro tipos de personas de acuerdo con esta ley:

·         Incautos: este tipo de persona es capaz de realizar acciones que le perjudican para que otros ganen.

·         Inteligentes: buscan que con sus acciones todos ganen

·         Malvados: son aquellos que obtienen beneficios para sí mismos, perjudicando a los demás.

·         Estúpidos: son las personas que son capaces de generar daños a los demás sin obtener ningún tipo de beneficio por sus acciones o incluso perjudicándose a la vez a sí mismo.

En esta ley nos dice también que la mayoría de las personas no actuamos de forma coherente. Bajo ciertas circunstancias podemos responder de forma  actuar inteligente y en otras actuar como incautos. La única excepción a esta regla es la coherencia con la que actúan los estúpidos.

Analiza, asimismo, el poder de la estupidez planteando que los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, estamos  completamente desarmados y puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, es lógico pensar que tienen todas las de ganar porque: 

a.    Generalmente el ataque nos coge por sorpresa

b.   Incluso cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en si mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional.

El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales, no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. El estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.

IV.- Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

En esta ley Carlo Cipolla plantea, también, que uno de los errores más comunes es llegar a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto no es más que confundir la estupidez con la candidez de los incautos. A veces hasta se puede caer en la tentación de asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio. Tal maniobra no puede tener más que efectos desastrosos porque:

a) está basada en la total incomprensión de la naturaleza esencial de la estupidez y

b) da a la persona estúpida la oportunidad de desarrollar sus capacidades aún más allá de lo originalmente supuesto. Uno puede hacerse la ilusión de que está manipulando a una persona estúpida y, hasta cierto punto, puede que incluso lo consiga, pero debido al comportamiento errático del estúpido, no se pueden prever todas sus acciones y reacciones y muy pronto uno se verá arruinado y destruido sin remedio.

V.- Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. Las personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.

Tras reflexionar sobre estas leyes se puede plantear que las organizaciones patológicas cumplen fielmente la tercera ley ya que al actuar como lo hacen no sólo perjudican a todos o a alguno de sus grupos de interés, sino que sus resultados se verán afectados negativamente.

Juan  Carrión en su libro "Organizaciones idiotas vs organizaciones-inteligentes"  incorpora las enseñanzas de las leyes mencionadas y  habla de empresas idiotas identificándolas  con aquellas que no actúan de forma inteligente, ya que lo hacen de forma malvada, incauta o estúpida. 

Los seres humanos no somos los únicos que a veces mostramos comportamientos estúpidos. En el reino animal tenemos algunos ejemplos como nos muestran los queridos “pajarracos” de Pixar.



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